Ningún nahual, chamán, maestro...se llamará así mismo por ningún título, no precisa de ellos. Con un nombre se puede influir en grupos grandes de personas pero en algún momento las máscaras caerán. Guiar es una responsabilidad enorme y se ha de ser tan humilde como coherente. Un guerrero ha de preveer los pasos que va a dar y va a motivar con sus palabras....lanzar a un grupo a una batalla sin previa preparación es un mal uso de poder. No se puede entrar en un campo de batalla sin conocer el terreno, sin estrategias, sin auténtico conocimiento.
Hay quienes utilizan los libros de Castaneda de base pero sin una verdadera comprensión e integración de los pasos a dar en ese camino. Hay quienes por leer interpretan y rápido ven el enemigo en los voladores, aquí habría mucho que decir, pero desde aquí solo quiero hacer una llamada de atención a todos los seguidores de nahuales, chamanes y demás...es importante discernir la intención detrás de la palabrería y escuchar nuestra energía, aquella que nos lleva a preservar la vida y no correr riesgos sin verdadera preparación. Una persona que ha alcanzado la consciencia del nahual no va dando voces, no recluta y menos aún se siente ofendido, invadido o juzga. Todos somos espejos y sin excepción queda mucho trabajo. Todos aportamos y aprendemos unos de otros...quién no ha llegado a esta sencilla comprensión del compartir sin luchas de poder no ha aprendido nada.
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