Buena parte de la población asocia la enfermedad de Alzheimer con los fallos de memoria, sin embargo, esta enfermedad presenta síntomas más desconocidos como errores en el manejo del dinero, repetición de las mismas preguntas, cambios en el carácter, complicaciones para orientarse en espacios fuera de la rutina… De hecho, en los tipos de Alzheimer más extraños, éste se puede manifestar «con trastornos del lenguaje o problemas visuales al interpretar lo que el ojo ve». Así lo asegura el neurólogo Pablo Martínez-Lage, responsable del área de Neurología de la Fundación CITA-Alzheimer, y participante en el I Simposio Internacional «Avances en la Investigación Sociosanitaria en la Enfermedad de Alzheimer», que estos días reúne en Salamanca a un nutrido grupo de especialistas en esta enfermedad.
Este profesional ha centrado su trabajo en la importancia de un diagnóstico «temprano», es decir, aquel que se realiza cuando aparecen los primeros síntomas de la enfermedad. «La mitad de los pacientes se diagnostican cuando ya están en una fase moderada de este patología; hay que hacer un esfuerzo por adelantarse a esa fase», explica.
Optimista con el tratamiento
A pesar de que el alzheimer carece de un tratamiento curativo, Martínez-Lage cree en la efectividad de la medicación que está a disposición de los enfermos: «Les da la oportunidad de organizar su vida, redactar un documento de voluntades anticipadas… En definitiva, de mejorar su calidad de vida».
El doctor considera que hay que «prestar la atención e importancia adecuadas» a las primeras reacciones de la enfermedad para favorecer el diagnóstico. Aunque la edad media de detección se sitúa «alrededor de los 65 años», a los «50 o 55 ya puede manifestarse», e incluso los casos «más extremos» rondan los cuarenta.
«Es cierto que los avances de los últimos años no han sido en los tratamientos», reconoce Martínez-Lage, que señala que en los últimos cinco años se ha reducido el tiempo de diagnóstico a la mitad: «Ahora, en año y medio lo detectamos con garantías». Un factor que asocia a la capacidad de los médicos para poner en común las historias clínicas de los pacientes o aplicar ciertas pruebas médicas de tal forma que sean efectivas para esta enfermedad.
¿Puede prevenirse?
Aunque sea una patología que actualmente no tiene cura, este neurólogo hace referencia a un estudio «hecho en Rotterdam y que pasó bastante desapercibido», que demostraba un ligero descenso de los casos de alzheimer a nivel mundial. «Hay más educación y recomendaciones para mejorar nuestro estado cardiovascular, eso nos hace plantearnos si este tipo de enfermedades se pueden prevenir», aclara.
Actualmente, parece esperanzado con el buen uso de pruebas médicas como la resonancia magnética o la punción lumbar. «El PET (tomografía por emisión de positrones), que se utiliza en oncología, debería aplicarse también a la neurología», explica. Y no olvida citar un «radiofármaco» que probablemente estará disponible en España «en dos o tres meses» y que será «capaz de encontrar si el amiloide se acumula en el cerebro, que es como si te dieran el diagnóstico hecho». Algo fundamental, sobre todo cuando el alzheimer podría pasar a detectarse «a partir de los 40 o 45 años».
«Necesitamos trabajar en equipo, crear unidades de diagnóstico en lugar de construir centros de investigación sin fondos; con eso, los avances serán más notables», concluye.
Un artículo de Juanma Fernández para abc.es
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