Parece que algunos alimentos, como los fritos, van directos a los muslos, a los glúteos y a la barriga.
Pero otros van directos al cerebro y mejoran las habilidades intelectuales: mejor memoria, mayor capacidad de concentración, más agilidad mental, mayor facilitad para tomar decisiones…
Un estudio publicado en la revista científica Neurology demuestra que las personas que consumen ciertos alimentos suelen tener un cerebro más grande y más activo. Y lo mejor es que el resultado se observa en personas mayores (de 75 a 90 años e incluso más). (1)
Por tanto, si en su entorno hay personas mayores que desean conservar sus facultades mentales, o si usted mismo desea vivir muchos años con un cerebro en plena forma, tome nota de los alimentos que necesita tomar.
Alimentos para la mente
En lugar de confiar en las declaraciones de los 104 participantes (hombres y mujeres de una media de 87 años), que siempre crea inexactitudes, los investigadores procedieron a realizarles análisis de sangre, cuyos resultados orientaban de los alimentos que habían consumido.
A continuación, los investigadores realizaron a los participantes un escáner cerebral para detectar posibles diferencias estructurales en el cerebro relacionadas con su dieta. Después les propusieron doce ejercicios para examinar sus facultades intelectuales. Un ejercicio ponía a prueba su memoria, pidiéndoles que memorizan un párrafo. Otros ejercicios medían su capacidad para tomar decisiones, organizarse y adaptarse, solicitándoles que relacionasen cifras con letras siguiendo un orden concreto, con la mayor rapidez posible.
Éstos fueron los resultados del estudio:
Lo que ayuda al cerebro: una gran concentración de vitaminas B, C, D y E y de ácidos grasos omega-3 en la sangre está asociada con una mejor capacidad para decidir, organizarse, concentrarse y orientarse en el espacio. Además, los participantes con mejor memoria tenían los niveles más altos de colesterol HDL (buen colesterol, del inglés “High density lipoprotein”), así como de luteína y zeaxantina, antioxidantes.
Lo que perjudica al cerebro: por otro lado, los participantes con el índice más elevado de ácidos grasos trans en sangre se mostraban más confusos que el resto y tenían un cerebro más pequeño.
Los ácidos grasos saturados (carne, lácteos) perjudican al cerebro
Pero no basta con evitar las grasas hidrogenadas (o grasas trans). Las grasas saturadas simples, omnipresentes en la alimentación moderna (lácteos, carnes, embutidos) también dañan las funciones intelectuales.
Durante casi diez años, investigadores de la Escuela de Salud pública de la Universidad de Harvard han hecho un seguimiento a más de 6.000 mujeres mayores de 65 años. Han tomado nota de sus hábitos alimenticios y les han efectuado pruebas cognitivas para medir su capacidad de reflexión, memoria y expresión oral.
Cuanto mayores son las cantidades ingeridas de grasas saturadas, más empeora con el tiempo su rendimiento intelectual. De la misma manera, una ingesta elevada de ácidos grasos monoinsaturados parece salvaguardar las funciones cerebrales. Los ácidos grasos monoinsaturados se encuentran en el aceite de oliva y en los aguacates. (2)
Qué debe tomar para cuidar su cerebro
Si quiere mantener en buen estado su actividad intelectual mediante la alimentación, entonces deberá:- dar prioridad a las verduras ricas en vitaminas y antioxidantes: las espinacas, el brócoli, el calabacín y en general todas las verduras de colores vivos, los alimentos ricos en omega-3 como las semillas de lino (que se deben moler antes de consumir, o de lo contrario la mayor parte no se digieren), las nueces, el salmón y los huevos enriquecidos con omega-3. También es muy interesante por sus propiedades la verdolaga, una verdura que en algunos lugares se considera maleza, pero que se consume mucho (tanto cruda como cocinada) en algunos lugares de Europa, Asia y Mexico.
- comer menos grasas saturadas (carne, lácteos) y grasas trans (presentes en los aceites hidrogenados).
- comer más grasas monoinsaturadas (aceite de oliva y aguacates).
Una vida intelectualmente activa no cambia nada
Las personas con estudios tienen el mismo riesgo de sufrir problemas de memoria al hacerse mayores que aquellos que apenas han estudiado. De la misma manera que el hecho de haber desempeñado un trabajo complejo, en el que se haya utilizado mucho el cerebro, no supone ninguna diferencia después de la jubilación.
Por tanto, su pasado no importa; conservará sus buenas facultades intelectuales hasta bien entrado en años únicamente si cuida su alimentación siguiendo las recomendaciones anteriores, y si se mantiene activo social, mental y físicamente, según un estudio realizado por el profesor Lars Nyberg y publicado en “Trends in Cognitivie Sciences”. (3)
Según el Profesor Nyberg, el estilo de vida y los factores ambientales son los que realmente nos permiten conservar nuestras funciones intelectuales. Teniendo en cuenta estos consejos se puede mantener un alto rendimiento intelectual, idéntico al de un adulto más joven.
Para seguir teniendo la cabeza joven huya del sofá, olvídese de picar cualquier cosa y retome actividades que le enfrenten a cosas reales y a seres humanos de carne y hueso.
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