El muérdago se emplea en medicina complementaria (conocida como oncología integrativa) para combatir los efectos secundarios de la quimioterapia y la radioterapia porque tiene grandes beneficios para los pacientes: devuelve el apetito, regula el sueño, tonifica el metabolismo, estimula el sistema inmunitario y equilibra la temperatura corporal. En Suiza y Alemania se emplea como tónico general para personas que no están enfermas. Y en España se suministra desde hace una década como terapia complementaria a los pacientes de cáncer.
Mariano Villa da fe de sus beneficios. Lleva tres años combatiendo el cáncer de colon y después de 32 ciclos de quimioterapia, su fortaleza física apenas se ha resentido: "No he tenido grandes limitaciones y no me he quedado ni un día en casa por sentirme hecho polvo. Los días que tenía menos fuerza, al menos salía a andar. Entre ciclo y ciclo he subido un monte de 1.400 metros y ahora estoy esperando que se abra la temporada de esquí", cuenta optimista este bilbaíno de 51 años. Tras una operación y dos recaídas, por fin su enfermedad se ha estabilizado. Pero no quiere lanzar falsas esperanzas: "No digo que el muérdago me haya curado el cáncer; es un complemento más de la terapia que estoy haciendo. Lo llevo tomando un año y es cierto que cuanto más fuerte tengas el sistema inmunológico, mejor. No puedo decir qué ha sido pero lo cierto es que gracias a los ciclos de quimioterapia, sumados a que he cambiado mis hábitos de vida, me preocupo mucho por la mi alimentación, practico deporte y hago la terapia con muérdago, la enfermedad se ha detenido".
La doctora Natalia Eres lleva más de 10 años trabajando con muérdago -conocido por los expertos también como 'viscum album'- en la clínica Khuab de Barcelona. Y va más lejos en sus afirmaciones. Asegura que está evidenciado científicamente su poder antitumoral, pues induce al 'suicidio' de las células tumorales y aumenta las defensas implicadas en la contención del cáncer. De los 800 pacientes que suele ver al mes, el 70% decide sumarse a esta terapia mientras recibe quimioterapia o radioterapia.
Muérdago en ampollas
Hay tantas terapias de muérdago como tipologías de esta planta y nadie tiene claro cuál es la mejor para tratar el cáncer porque no son muchos los estudios realizados al respecto. Además de la diferente preparación y la dosis, influye el tipo de árbol donde se 'hospeda', ya que es una planta pseudoparásita que absorbe el agua y los nutrientes del árbol donde vive. "El muérdago tiene propiedades diferentes según viva de un manzano, un fresno, un roble o un pino", explica la doctora. Fue esta peculiaridad -ser una planta que coloniza un árbol y vive de él hasta que muere- la que llamó la atención de Rudolf Steiner. Empezó a utilizarlo como tratamiento para el cáncer por su similitud simbólica con la enfermedad y el paciente. Este filósofo, cofundador de la medicina antroposófica -que se caracteriza por utilizar la naturaleza y sus ciclos para sanar- hizo que, por primera vez, el muérdago se usara para frenar los daños del cáncer. Otra novedad es que ya se usa de forma intramuscular cuando los griegos lo usaban como pomada curativa.
La terapia del muérdago se suministra a través de ampollas inyectables subcutáneas. "Es como la insulina; se lo puede aplicar uno mismo", aclara Mariano. La mayor dificultad es su adquisición: no se puede comprar en España y los pacientes lo encargan en Alemania a una media de 16 euros el tratamiento semanal. "Los estudios que se han realizado sobre el muérdago han dado resultados muy buenos. Merecería la pena estudiar en profundidad sólo una de sus tipologías para saber en profundidad los beneficios colaterales que tiene en el tratamiento de pacientes con cáncer", anima Eres.
Bajo la entrada de la casa de Mariano esta Navidad cuelga una ramita de muérdago. Como marca la tradición, allí besará a su mujer y su hijo. Y junto a ellos disfrutará un año más de las fiestas. Es fiel a su filosofía de vida, la misma que reza su felicitación navideña: "Celebres lo que celebres, celebra la vida".
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