Cuenta la leyenda, que hace ya mucho tiempo atrás, el Sol decidió que quería participar de la vida en la Tierra. Para ello, pidió ayuda a la Luna, para que cubriera su ausencia con el fin de que los humanos no se percatasen de que el Astro Rey ya no estaba en su lugar. La Luna aceptó y tomó la posición del Sol, de manera lenta pero inexorable.
El Sol, deseoso de vivir las experiencias de un mundo que sentía lejano, tomó la forma de uno de los animales en los que mejor pasaría inadvertido y que, a la vez, le fascinaba: eligió una gata negra.
Y así paso el tiempo. El Sol vivió con intensidad aquellos días en la Tierra. Hasta que la Luna, cansada de esperar su regreso, decidió retirarse. El Sol, tuvo que salir muy rápido del cuerpo de la gata negra a ocupar su lugar en el cielo, pero en su fugaz huída, miles de rayos de luminosos y dorados colores, cubrieron y quedaron atrapados en la mágica piel de la gata negra.
Desde entonces, las hijas de aquella gata, llevan el recuerdo de los rayos y destellos dorados que el Sol olvidó en su madre, así como también, su temperamento y sabiduría. "
El Sol, deseoso de vivir las experiencias de un mundo que sentía lejano, tomó la forma de uno de los animales en los que mejor pasaría inadvertido y que, a la vez, le fascinaba: eligió una gata negra.
Y así paso el tiempo. El Sol vivió con intensidad aquellos días en la Tierra. Hasta que la Luna, cansada de esperar su regreso, decidió retirarse. El Sol, tuvo que salir muy rápido del cuerpo de la gata negra a ocupar su lugar en el cielo, pero en su fugaz huída, miles de rayos de luminosos y dorados colores, cubrieron y quedaron atrapados en la mágica piel de la gata negra.
Desde entonces, las hijas de aquella gata, llevan el recuerdo de los rayos y destellos dorados que el Sol olvidó en su madre, así como también, su temperamento y sabiduría. "
No hay comentarios:
Publicar un comentario