Tu vibración determina tu realidad:
Todo lo que existe está formado de energía; lo que diferencia a una roca sólida de un arcoíris es la frecuencia con la que vibran las partículas/ondas de luz que los componen. Todo en este mundo es energía interconectada.
“Nada está inmóvil; todo se mueve; todo vibra”.
Nuestros pensamientos, en conjunto con las emociones, dan forma a nuestra realidad. Tú, como todo lo demás, estás hecho de energía; los pensamientos y emociones hacen que esta energía vibre a mayor o menor velocidad y básicamente esa energía se ve afectada por tus pensamientos, emociones y las palabras. Lo anterior es tan poderoso que tiene un efecto sobre el mundo, tanto o más que nuestras acciones.
Piensa en lo siguiente por un minuto: si todo pensamiento vibra y emite una señal, y así cada pensamiento a su vez atrae una señal de regreso que encaja perfecto con la señal que emite, ¿no es lógico que tus circunstancias de vida concuerden día con día? Analiza lo anterior y te darás cuenta de que, en efecto, tiene mucha lógica. En otras palabras, tus pensamientos emiten una frecuencia vibratoria que se sintoniza con la misma frecuencia pero en relación al exterior, y esta es la forma en que “atraes” las cosas a tu vida.
La manera más sencilla de hacer que se armonicen tus frecuencias vibratorias con las de tus deseos es que imagines que ya lo tienes y que al imaginarlo sientas la maravilla de gozar aquello que deseabas. Y aquí un paréntesis muy importante: si el deseo viene con un sentimiento negativo, negatividad tendrás. Por ejemplo, si deseas dinero sintiendo que te hace falta y que por eso lo deseas o bien para resolver una situación económica que te genera preocupación, los sentimientos de falta de dinero (escasez) y resolver la situación (preocupación) serán los que determinan el resultado; básicamente, menos dinero y más preocupación. Dirigir tus pensamientos al disfrute sin banalidad y con la inteligencia del corazón se convierte en una poderosísima herramienta de una nueva conciencia, y te mantendrás en la frecuencia vibratoria necesaria para que “permitas” que aquello que deseas se manifieste en tu experiencia de vida.
Los estados de ánimo vibran y lanzan al espacio vibraciones en sonidos y en colores. Todos los estados mentales se lanzan al exterior del cuerpo que los crea, van golpeando cuerpos afines como hacen los instrumentos musicales, y estas vibraciones afectan en bien y en mal a otras mentes, aumentando los estados emocionales y mentales que están a tono con ellas. Mantener la energía vital alta debería ser, entonces, la prioridad de todo ser humano. Si realmente somos consecuentes en amarnos y apoyarnos a nosotros mismos, deberíamos convertirnos en los “guardianes de nuestra propia frecuencia vibratoria”.
Consejos para mantener la energía vital alta:
1. Pensar, sentir y actuar desde el amor, que es sin apegos, creencias y juicios.
2. Dormir y tomarnos el tiempo de descanso adecuado para la recuperación mental.
3. La meditación que más te guste y se te facilite.
4. Contacto consciente con la naturaleza, o visualizaciones que llevan la mente a descansar en la contemplación de la naturaleza.
5. Relajación a través del arte y la ciencia de no hacer nada (ver al cielo recostado).
6. La oración, no como acto de pedir que cambien las cosas, sino como acercamiento a Dios. O sea, platicar con él. Nada de rezar como si repitieras la tabla del 2 en la escuela.
7. La gratitud. Gozar de lo que tienes es el mejor acto de agradecimiento (agua caliente, una cama, comida en el refrigerador, un par de zapatos, etc.), sin apego o presunción, sólo piensa en quien no tiene lo anterior y siéntete agradecido y verás lo rico que eres.
8. El ejercicio. Genera endorfinas y quema adrenalina. Pone a circular la energía. Sin embargo, el exceso de ejercicio baja la energía vital.
9. Cantar y bailar, pero estas dos actividades no deben ir asociadas con el desvelo y mucho menos con el alcohol. Ojo con las letras de las canciones también y la vibración con la que fueron creadas; sólo sé consiente de lo que dicen y el mensaje que están mandando.
10. Lecturas y películas que nos enfoquen en la armonía y el amor universal.
11. Escuchar música relajante y armónica, como los mantras, los cuencos o el handpan.
12. Hacer aquello que más disfrutas, ya sea pintar, patinar o tocar un instrumento musical.
Tú eliges como interpretar la melodía de tu vida, tú eres el director de tu propia orquesta, y cada día puedes hacer el arreglo en tu partitura personal que te lleve a ser tu mejor obra de arte.
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